Aunque está considerada como una raza autóctona de las islas del norte de Noruega, en las cuales ha vivido durante siglos sin llegar jamás a tierra firme, está claro que su origen es el mismo de muchos otros perros nórdicos y de las diversas razas de Spitz. El Lundehund ha sido, desde tiempo inmemorial, utilizado para la caza de unos pájaros blancos y negros -conocidos con el nombre de Polichinelas del mar- cuyos nidos son, además, comestibles. Estos pájaros, anidan en acantilados inaccesibles que son literalmente escalados por este pequeño perro y es justamente a este ejercicio que se debe el desarrollo del quinto dedo y de un número de pulpejos superior al normal, demostrando así, hasta qué punto las razas caninas han sabido adaptarse a las más diversas condiciones de vida y de ambiente. Volviendo a la caza, superados los obstáculos, una vez llegado al nido el perro toma con la boca a las pequeñas aves y las deja caer en las manos del cazador, entonces recoge el nido y una vez que ha descendido los despeñadero, se lo entrega a su amo.